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Tratado X. La Justificación

1. La justificación

2. Propiedades

3. Requisitos

4. Efectos

5. Efectos positivos

1. La Justificación

-Varias acepciones

-El hombre debe prepararse

-Es obra divina

-El hombre recibe la primer, por la Bautismo

-Jesucristo es la causa primera

-Es una gracia conseguida por la fe

-Es una generación nueva

-Una creación nueva

-Una renovación interna

-Una acción santificadora

-Un tránsito de la muerte a vida

-Un paso de las tinieblas a la luz

-Se realiza por la gracia que es principio de vida sobrenatural

-La Palabra «justificación» tiene varias acepciones.

a) -Orden, mandato.

En tus ordenanzas quiero meditar y mirar a tus caminos (Sal. 119, 15).

b) -Declaración de la justicia.

Justificar al malo y condenar al justo; ambas cosas abomina Yahvéh (Prov. 17, 15).

c) -Adquisición de la justicia.

Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no (Lc. 18,) 14.

d) -Santidad y aumento de la misma.

...que el justo siga practicando la justicia y el santo siga santificándose (Apoc. 22, 11).

Aclaración. Su significado teológico es «Santidad y aumento de la misma».

-El hombre debe de preparase para la justificación.

a) -Por el amor.

Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque muestra mucho amor (Lc. 7, 47).

b) -Por la penitencia.

Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados (Hch. 2, 38).

c) -Por el cumplimiento de los mandamientos.

Maestro, ¿qué he de hacer yo de bueno para conseguir la vida eterna? «...Guarda los mandamientos» (Mt. 19, 16-17).

d) -Por el cumplimiento de la voluntad de Dios.

No todo el que me diga: «Señor, Señor» entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt. 7, 21).

e) -Por la caridad.

Aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy (1 Cor. 13, 1-2).

-La justificación del pecador es obra divina por excelencia, análoga al acto creador.

Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas vuestras manchas y de todos vuestros ídolos os purificaré (Ez. 36, 25).

Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne (Ez. 36, 26).

...y les daré otro corazón y otro camino, de suerte que me teman todos los días para bien de ellos... (Jer. 32, 39).

-El hombre recibe la primera justificación por el Bautismo y por el Espíritu Santo.

Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios...» (Jn. 3, 5).

Aclaración. «Nazca de agua» es una alusión al bautismo y a su necesidad absoluta.

Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva.

-Jesucristo es la causa primera de nuestra justificación y de nuestros méritos.

Les decía Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn. 14, 6).

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador (Jn. 15, 1).

-La justificación no es un bien que se ha de conquistar, sino una gracia que se consigue por la fe en Jesucristo.

Pues no me avergüenzo del Evangelio, que una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente y también del griego (Rom. 1, 16).

-La justificación es:

a) -Una nueva generación a la vida espiritual,

b) -Una nueva creación,

c) -Una renovación interna,

d) -Una acción santificadora,

e) -Un tránsito de la muerte a la vida,

f) -Un paso de las tinieblas a la luz.



a) -Una nueva generación a la vida espiritual.

Jesús respondió: «en verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios (Jn. 3, 5).

...él nos salvó...por medio del baño de regeneración y renovación del Espíritu Santo,... (Tit. 3, 5).

b) -Una nueva creación.

Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo (2 Cor. 5, 17).

Porque nada cuenta ni la circuncisión, no la incircuncisión, sino la creación nueva (Gál. 6, 15.)

c) -Una renovación interna.

...en él habéis sido enseñados conforme a la verdad de Jesús...a renovar el espíritu de vuestra mente, y a revestiros del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad (Ef. 4, 21-24).

d) -Una acción santificadora.

...habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios (1 Cor. 6, 11).

e) -Un tránsito de la muerte a la vida.

Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos (1 Jn. 3, 14).

f) -Un paso de las tinieblas a la luz.

Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor (Ef. 5, 8).

Él nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados (Col. 1, 13-14).

-La justificación consiste en el perdón verdadero de los pecados y se realiza por el don de la gracia concedida al hombre justificado, la cual es principio de vida sobrenatural.

a) -El perdón supone:

-Una renovación.

...habéis sido enseñados conforme a la verdad de Jesús...a renovar el espíritu de vuestra mente, y a revestíos del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y en la santidad de la verdad (Ef. 4, 21-24).

-Una regeneración.

...él nos salvó...por medio del baño de regeneración y de regeneración del Espíritu Santo, que él derramó sobre nosotros con largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, fuesemos consituidos herederos, en esperanza, de vida eterna (Tt. 3, 5-7).

b) -La gracia produce:

-Una vivificación.

Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo -por gracia habéis sido salvados-... (Ef. 2, 4-5).

2. La Justificación. Propiedades

-Es incierta, desigual y amisible

-El hombre debe aumentarla

-El hombre justificado no puede permanecer en gracia, sin un auxilio de Dios

-Tampoco puede perseverar hasta el fin, sin una ayuda de Dios

-Nadie puede asegurar su perseverancia sin una revelación especial de Dios

-La justificación es incierta, desigual y amisible.

a) -Incierta, es decir, que nadie puede asegurar que está en gracia.

¿Quién puede decir: «Purifiqué mi corazón, estoy limpio de mi pecado?» (Prov. 20, 9).

b) -Desigual, es decir, que puede aumentar en cada hombre, por las obras buenas realizadas en gracia.

La senda de los justos es como la luz del alba, que va en aumento hasta llegar a pleno día (Prov. 4, 18).

...aumentará los frutos de vuestra justicia (2 Cor. 9, 10).

...que el justo siga practicando la justicia y el santo siga santificándose (Apoc. 22, 11).

c) -Amisible, es decir, que se puede perder.

Si el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, muere por causa del mal que ha cometido (Ez. 18, 26).

La justicia del justo no le salvará el día de su perversión, ni la maldad del malvado le hará sucumbir el día en que se aparte de su maldad. Pero tampoco el justo vivirá en virtud de su justicia el día en que peque (Ez. 33, 12).

-Una vez conseguida la justificación, el hombre debe de aumentar el grado de justificación adquirido.

...que el justo siga practicando la justicia y el santo siga santificándose (Apoc. 22, 11).

-El hombre ya justificado no puede permanecer durante largo tiempo en estado de gracia habitual, sin un auxilio especial de Dios.

Todo se hizo por él, y sin él no se hizo nada de cuanto existe (Jn. 1, 3).

...él existe con anterioridad a todo y todo tiene en él su consistencia (Col. 1, 17).

Aclaración. Si sin él no se hizo nada y todo tiene en él su consistencia, la perseverancia en la gracia durante mucho tiempo para lograr el fin sobrenatural de la gloria, solamente la podemos conseguir con un auxilio especial de Dios.

-El hombre justificado no puede perseverar hasta el fin de su vida terrena, sin un auxilio particular de Dios.

...firmemente convencido de que, quien inició en vosotros la buena obra, la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús (Fil. 1, 6).

-Nadie puede asegurar su perseverancia hasta el fin sin una revelación especial de Dios.

Así pues, el que crea estar en pie, mire no caiga (1 Cor. 10, 12).

...trabajad con temor y temblor por vuestra salvación, pues Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece (Fil. 2, 12-13).

3. La Justificación. Requisitos

-La fe

-La fe teológica

-El temor, la esperanza, la caridad, la penitencia, el Bautismo, la confesión y el propósito

-La fe es necesaria para recibir la justificación.

Id por todo el mundo y proclamad la buena Nueva a toda la Creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea se condenará (Mc. 16, 15-16).

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna (Jn. 3, 16).

...y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás (Jn. 11, 26).

Estas (cosas) han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre (Jn. 20, 31).

...justicia de Dios por la fe en Jesucristo (Rom. 3, 22).

Porque si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo (Rom. 10, 9).

...a fin de que la Promesa fuera otorgada a los creyentes mediante la fe en Jesucristo (Gál. 3, 22).

...la justicia que viene de Dios apoyada en la fe (Fil. 3, 9).

-La fe necesaria para la justificación es la fe teológica, y no la simple fe en las promesas.

a) -Fe teología.

...conforme al previo designio eterno que realizó en Cristo Jesús, Señor nuestro, quien, mediante la fe en él, nos da valor para llegarnos confiadamente a Dios (Ef. 3, 11-12).

El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará (Mc. 16, 16).

b) -Fe en las promesas.

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1).

-Para recibir la gracia de la justificación son necesarias además de la fe, el temor, la esperanza, la caridad, la penitencia, el Bautismo para los no bautizados, la confesión para los bautizados y el propósito de empezar una vida nueva.

a) -La fe.

El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará (Mc. 16, 15).

b) -El Temor.

Principio del saber, el temor de Yahvéh (Sal. 111, 10).

El temor de Yahvéh es el principio de la ciencia (Prov. 1, 7).

El temor de Yahvéh es fuente de vida, para apartarse de las trampas de la muerte (Prov. 14, 27).

c) -La Esperanza.

Todo el que tiene esta esperanza en Él se purifica a sí mismo, como él es puro (1 Jn. 3, 3).

d) -La Caridad.

Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque muestra mucho amor (Lc. 7, 47).

Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos (1 Jn. 3, 14).

e) -La Penitencia.

Es decir, cambio de actitud y sentimiento de haber ofendido a Dios.

Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti.

Lc. 15, 18.

f) -El Bautismo para los no bautizados.

El que crea y sea bautizado, se salvará.

Mc. 16, 15.

g) -La confesión para los bautizados.

...y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los rentegáis, les quedan retenidos» (Jn. 20, 22-23).

h) -El propósito de empezar nueva vida.

«...y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo» (Lc. 13, 5).

4. La Justificación. Efectos

-Los pecados se perdonan

-Al impío sus pecados se perdonan

-En la justificación del pecador, los pecados, no sólo se cubren o no se imputan, sino que se perdonan totalmente.

Lávame a fondo de mi culpa, y de mi pecado purifícame (Sal. 51, 4).

Tan lejos como está el oriente del ocaso, aleja él de nosotros nuestras rebeldías (Sal. 103, 12).

Vuestras manos están de sangre llenas, lavaos, limpiaos (Is. 1, 15-16).

Era yo mismo el que tenía que limpiar y no recordar tus pecados (Is. 43, 25).

He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Jn. 1, 29).

Arrepentíos, pues y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados (Hch. 3, 19).

Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Señor (1 Cor. 6, 11).

...así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud... (Hebr. 9, 28).

-En la justificación del impío, sus pecados son verdaderamente perdonados.

Justificación es el paso del estado de pecado al estado de gracia.

Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo...» (Jn. 1, 29).

Arrepentíos, pues, y convertíos, para que vuestros pecados sean borrachos,... (Hch. 3, 19).

Pero al presente, libres del pecado y esclavos de Dios, fructificáis para la santidad;... (Rom. 6, 22).

Pero habéis sido llevados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios (1 Cor. 6, 11).

5. La Justificación. Efectos positivos

-La inhesión de la gracia

-La participación de la naturaleza divina, la filiación, la amistad divina y la Santidad

-El Espíritu Santo

-La reviviscencia de los méritos

-La justificación no consiste solamente en el perdón de los pecados, sino también en la inhesión de la gracia.

...todos pecaron y están privados de la gloria de Dios y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús,... (Rom. 3, 23-24).

...a renovar el espíritu de vuestra mente, y a revestíos del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad (Ef. 4, 23).

-Los efectos de la justificación son: participación de la naturaleza divina, filiación adoptiva, amistad divina y santidad.

a) -Participación de la naturaleza divina.

...su propia gloria y virtud, por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hiciérais partícipes de la naturaleza divina...

2 Pe. 1, 3-4.

b) -Filiación adoptiva.

Pero al llegar la plenitud de los tiempos, envió dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva (Gál. 4, 4-5).

...eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo (Ef. 1, 5).

Mirad que amor nos ha tenido el Padre, para llamarnos hijos de Dios, pues lo somos (1 Jn. 3, 1).

c) -Amistad divina.

Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando (Jn. 15, 14).

d) -Santidad.

-ontológica, es la unión real sobrenatural con Dios Salvador.

-moral, es la disposición de los actos saludables y la realización de los mismos.

...al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva (Rom. 6, 4).

-En la justificación también se nos da el Espíritu Santo.

...y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre el Espíritu de la verdad (Jn. 14, 16).

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado (Rom. 5, 5).

Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros (Rom. 8. 9).

Aquel que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros (Rom. 8, 11).

¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? (1 Cor. 3, 16).

¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo que está en vosotros...? (1 Cor. 6, 19).

La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá! ¡Padre! (Gál. 4, 6).

Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en vosotros (2 Tim. 1, 14).

-Los méritos perdidos por el pecado mortal reviven como efecto de la justificación subsiguiente.

Pero si el malvado se convierte de todos los pecados que ha cometido, observa todos mis preceptos y practica el derecho y la justicia, vivirá sin duda, no morirá. Ninguno de los crímenes que cometió se le recordará más; vivirá a causa de la justicia que ha practicado.

Acaso me complazco yo en la muerte del malvado, -oráculo del Señor Yahvéh, y no más bien en que se convierta de su conducta y viva? (Ez. 18, 21-23).

La justicia del justo no le salvará el día de su perversión, ni la maldad del malvado le hará sucumbir el día en que se aparte de su maldad (Ez. 33, 12).

Y si digo al malvado: «Vas a morir» y él se convierte de su pecado y practica el derecho y la justicia, si devuelve la prenda, restituye lo que robó, observa los preceptos que dan la vida y deja de cometer injusticias, vivirá eternamente, no morirá. Ninguno de los pecados que cometió se le recordará jamás ha observado el derecho y la justicia; ciertamente vivirá (Ez. 33, 14-16).

porque no es injusto Dios para olvidarte de vuestra labor y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, con los servicios que habéis prestado y prestáis a los santos (Hebr. 6, 10).

Directamente se deduce cómo Dios olvida totalmente los pecados del arrepentido, e indirectamente la reviviscencia de los méritos.