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Tratado VII. El Pecado Original

1. Pecado original

2. Dios Redentor. Decreto

3. La Alianza de Dios con los hombres

4. Consecuencias. Pruebas y tentaciones

5. Consecuencias individuales internas

6. Otras consecuencias individuales

7. Transmisión universal

8. Consecuencias universales

9. Si Adán y Eva no lo hubiesen cometido

10. El pecado venial

11. El pecado mortal

12. Los pecados capitales

1. Pecado Original

-Dios impuso un decreto al hombre

-Existe el pecado original

-No fue por tendencia de la naturaleza ni por tentación, sino por influjo del diablo

-El diablo sedujo Eva con astucia

-El hombre quebrantó el precepto divino

-Inmediatamente se produjo el desorden del pecado en la armonía de la creación

-Dios dictó la sentencia condenatoria y profetizó que la victoria sería suya

-Adán y Eva pecaron mortalmente

-Su pecado fue gravísimo

-Fue de soberbia, de curiosidad, de gula, de desobediencia y de excusa

-Perdieron la santidad, que tuvo sus consecuencias para todos los hombres

-Fueron perdonados

-Dios impuso un decreto al hombre.

Y Dios impuso al hombre este mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio» (Gén. 2, 16-17).

-Existe el pecado original.

Mira que en culpa yo nací,

pecador me concibió mi madre (Sal. 50, 7).

Por la mujer fue el comienzo del pecado, y por causa de ella morimos todos (Si. 25, 24).

Por tanto, como por un sólo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron... (Rom. 5, 12).

Si por el delito de uno sólo murieron todos... (Rom. 5, 15).

En efecto, si por el delito de uno sólo reinó la muerte... (Rom. 5, 17).

En efecto, así como por la desobediencia de un sólo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno sólo todos serán constituidos justos (Rom. 5, 19).

...así, los mismo que el pecado reinó en la muerte... (Rom. 5, 21).

-El pecado de Adán y Eva no fue por tendencia ni por tentación de la naturaleza inferior todavía carente de concupiscencia, sino por un influjo externo del diablo representado en la serpiente.

(La serpiente) dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: no comáis de ninguno de los árboles del jardín?» Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios. No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.» Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal» (Gén. 3, 1-5).

-El diablo sedujo a Eva con su astucia.

La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahvéh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles de jardín?» (Gén. 3, 1).

...mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen (Sab. 2, 24).

Pero temo que, al igual que la serpiente engañó a Eva con su astucia, se pervientan vuestras mentes apartándose de la sinceridad (2 Cor. 11, 3).

-El hombre se reveló contra Dios, quebrantando voluntariamente el precepto que le había impuesto y, en consecuencia, el hombre quedó sujeto a toda clase de sufrimientos físicos y morales.

A la mujer le dijo: «Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazas: con trabajo parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominarás.» Al hombre le dijo: «Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que Yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado...» (Gén. 3, 16-19).

Aclaración. La condena afecta a los culpables en sus actividades esenciales, a la mujer como madre y esposa, al hombre como trabajador.

-Inmediatamente después del pecado de Adán y Eva se produjo la primera manifestación del desorden producido por el pecado en la armonía de la creación.

Y como viene la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió. Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores (Gén. 3, 6-7).

-Dios dictó la sentencia condenatoria contra los primeros prevaricadores y les profetizó que la victoria sería suya y no del tentador.

Entonces Yahvéh dijo a la serpiente:

«Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos del días de tu vida. Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar» (Gén. 3, 14-15).

A la mujer le dijo:

«Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con trabajo parirás los hijos. Hacia tu marido era tu apetencia, y él te dominará» (Gén. 3, 16).

Al hombre le dijo:

«Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornaras» (Gén. 3, 17-19).

Aclaración. «El te pisará la cabeza» indica el primer destello de la salvación, y la victoria del Redentor sobre satanás.

-Adán y Eva, desobedeciendo el precepto divino, pecaron mortalmente.

«...mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio» (Gén. 2, 17).

Aclaración. La gravedad del pecado se deriva de la gravedad de la pena, «morirás sin remedio».

-El pecado de Adán y de Eva fue gravísimo.

Se deduce claramente de los siguientes textos:

a) -De la promulgación solemne del mandato.

Y Dios impuso al hombre este mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás,... (Gén. 2, 16-17).

b) -De la gravedad del castigo prometido.

...porque el día que comieres de él, morirás sin remedio (Gén. 2, 17).

c) - De la corrupción de la humanidad, como consecuencia del pecado.

Viendo Yahvéh que la maldad del hombre cundía en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo, le pesó a Yahvéh de haber hecho al hombre en la tierra,... (Gén. 6, 5-6).

Aclaración. Este pesar de Dios expresa a la manera humana la exigencia de la santidad, que no puede soportar el pecado.

-Adán y Eva cometieron varios pecados en su prevaricación: de soberbia, de curiosidad, de gula, de desobediencia, de excusa.

a) -De soberbia:

Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal (Gén. 3, 4-5).

b) -De curiosidad:

...se os abrirán vuestros ojos y seréis como dioses... (Gén. 3, 5).

c) -De gula:

Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer... (Gén. 3, 6).

d) -De desobediencia:

...así como por la desobediencia de un sólo hombre, todos fueron constituidos pecadores,... (Rom. 5, 19).

e) -De excusa:

Dijo el hombre: «La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí» (Gén. 3, 12).

-El primer hombre Adán perdió la santidad y la justicia original por la transgresión del precepto divino, que tuvo su consecuencias para todos los hombres y fueron reparadas por Cristo.

a) -Precepto divino:

Y Dios impuso al hombre este mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes comer, más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio (Gén. 2, 16-17).

b) -Transgresión:

Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr la sabiduría, tomó de su fruto y comió y dio también a su marido que igualmente comió (Gén. 3, 6).

c) -Consecuencias:

En efecto, así como por la desobediencia de un sólo hombre, todos fueron constituidos pecadores (Ef. 5, 19).

d) -Reparación:

Así también por la obediencia de uno sólo (Cristo), todos serán constituidos justos (Ef. 5, 19).

-Adán y Eva fueron perdonados de su pecado y consiguieron la salvación eterna.

Ella protegió al Padre del mundo, al primer hombre formado por Dios, cuando fue creado sólo: ella le levantó de su caída (Sab. 10, 1).

Aclaración. «Ella», es decir, la sabiduría, y, por consiguiente, el conocimiento de los destinos del hombre y de los medios para alcanzarlos.

2. Dios Redentor. Decreto

-Dios decretó la redención de los hombres

-Prometió enviar al Hijo

-Promete el Mesías a Abraham

-Profetizó la victoria de Cristo

-Reveló el nombre del Mesías

-Dios decretó la Redención de los hombres por medio de Jesucristo.

Entonces Yahvéh Dios dijo a la serpiente: «...Enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar» (Gén. 3, 15).

-Inmediatamente después del pecado de Adán y Eva Dios prometió enviar a su unigénito Hijo a los hombres para librarlos de los males contraídos por el pecado, y confirmó después varias veces esta promesa.

a) -Prometió enviar a su unigénito Hijo.

«Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar» (Gén. 3, 15).

Aclaración. Es el primer destello de salvación anunciado por Dios a los hombres. «Él te pisará la cabeza...» indica el triunfo de Mesías sobre Satanás.

b) -Confirmó esta promesa varias veces.

Destilad, cielos, como rocío de los alto, derramad, nubes, la victoria. Abrase la tierra y produzca salvación, y germine juntamente la justicia (Is. 45, 8).

Inminente, cercana está mi justicia, como la luz saldrá mi liberación,... (Is. 51, 5).

Así dice Yahvéh: Velad por la equidad y practicad la justicia, que mi salvación está para llegar y mi justicia para manifestarse (Is. 56, 1).

Porque, como una tierra hace germinar plantas y como un huerto produce su simiente, así el Señor Yahvéh hace germinar la justicia y la alabanza en presencia de todas las naciones (Is. 61, 11).

-Dios promete el Mesías a Abraham.

Mas he aquí que la palabra de Yahvéh le dijo: «No te heredará ese, sino que heredará uno que saldrá de tus entrañas» (Gn. 15, 4).

Dijo Dios Abraham: «A Saray, tu mujer, no la llamarás más Saray, sino que su nombre será Sara. Yo la bendeciré, y de ella también te daré un hijo...» (Gén. 17, 16).

-Dios profetizó la victoria final de Jesucristo sobre Satanás.

Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar» (Gén. 3, 15).

Aclaración. «Él te pisará la cabeza», es decir, Jesucristo triunfará sobre el dominio de Satanás.

-Dios Padre reveló el verdadero nombre del Mesías.

a) -En el Jordán.

Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que venía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco» (Mt. 3, 16).

b) -En el Tabor.

Todavía estaba hablando, cuando un nube luminosa los cubrió, y salió de la nube una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle» (Mt. 17, 5).

3. La Alianza de Dios con los hombres

-La Alianza de Dios con Noé alcanza a toda la humanidad

-La de Jesucristo fue profetizada en el Antiguo Testamento

-La Alianza de Dios con Noé alcanza a toda la humanidad.

Dijo Dios a Noé y a sus hijos con él: «he aquí que yo establezco mi alianza con vosotros y con vuestra futura descendencia, y con toda alma viviente que os acompaña:...» (Gén. 9, 8-10).

-La Nueva Alianza que Jesucristo va a sellar entre Dios y los hombres fue profetizada en el Antiguo Testamento.

He aquí que días vienen -oráculo de Yahvéh- en que yo pactaré con la casa de Israel (y con la casa de Judá) una nueva alianza;... (Jer. 31, 31).

4. Pecado Original. Consecuencias. Pruebas y tentaciones

-El hombre en esta vida ha de sufrir pruebas de Dios

-Y tentaciones que proceden de su naturaleza y del diablo

-Todo bien procede de Dios y todo mal del pecado

-Las tentaciones nunca proceden de Dios

-El diablo posee cierto dominio sobre los hombres

-Las pruebas de Dios son para purificar al justo

-Dios permite los males para que podamos salvarnos

-Los demonios ignoraban el plan salvífico de Dios

-Confiesan que Jesucristo es Dios

-El hombre, en el estado actual de la vida presente, ha de sufrir pruebas que proceden de Dios.

Después de estas cosas sucedió que Dios tentó a Abraham y le dijo: «¡Abraham, Abraham!» Él respondió: «Heme aquí.» Díjole: «Toma a tu hijo, a tu único a quien amas, Isaac, vete al país de Moria y ofrécele allí en holocausto en uno de los montes, el que yo te diga» (Gén. 22, 1).

Cuando te levantabas de la mesa sin tardanza, dejando la comida, para esconder un cadáver, era yo enviado para someterte a prueba (Tob. 12, 13).

Crisol para la plata, horno para el oro; los corazones, Yahvéh mismo la prueba (Prov. 17, 3).

...pues Dios les prometió a prueba y les halló dignos de sí;... (Sab. 3, 5).

-El hombre, en el estado actual de la vida presente, ha de sufrir tentaciones que proceden de la propia naturaleza y del diablo.

a) -De la propia naturaleza.

¿No es una milicia lo que el hombre por la tierra? (Job 7, 1).

Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba (Si. 2, 1).

...en realidad, ya no soy yo quien obra, sino el pecado que habita en mí (Rom. 7, 17).

Así pues, soy yo mismo quien con la razón sirve a la ley de Dios, más con la carne, a la ley del pecado (Rom. 7, 25).

Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais (Gál. 5, 17).

¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones que luchan en vuestro miembros? (Sant. 4, 1).

b) -Del diablo.

Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las asechanzas del Diablo (Ef. 6, 11).

...no fuera que el Tentador os hubiera tentado y que nuestro trabajo quedara reducido a nada (1 Tess. 3, 5).

Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quien devorar. Resistidle firmes en la fe,... (1 Pe. 5, 8).

No temas por lo que vas a sufrir: el Diablo va a meter a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y sufriréis una tribulación de diez días (Apoc. 2, 10.)

-Todo bien procede de Dios y todo mal procede del pecado.

a) -Todo bien procede de Dios.

Toda dádiva buena y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sobras de rotaciones (St. 1, 17).

b) -Todo mal procede del pecado.

Porque, habiendo venido por un hombre la muerte,... (1 Cor. 15, 21).

Aclaración. Y con la muerte todos los males que a ella conducen y que de ella se derivan.

-Las tentaciones que el hombre ha de sufrir en el estado actual de la vida presente, nunca proceden de Dios.

Ninguno, cuando se vea tentado, diga: Es Dios quien me tienta; porque Dios ni es tentado por el mal ni tienta a nadie (Sant. 1, 13).

-El Diablo posee cierto dominio sobre los hombres por razón del pecado de Adán.

a) -Cristo le llama «Príncipe de este mundo.»

...ahora el Príncipe de este mundo será echado abajo (Jn. 12, 31).

b) -San Pablo le llama «Dios de este mundo.»

...para los incrédulos, cuyas inteligencias cegó el Dios de este mundo para impedir que vean brillar el resplandor del Evangelio,... (2 Cor. 4, 4).

c) -«señor de la muerte»

...para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al Diablo,... (Hebr. 2, 14).

-Las pruebas que Dios permite son el medio de purificación del justo.

Cuando te levantabas de la mesa sin tardanza, dejando la comida, para esconder un cadáver, era yo enviado para someterte a prueba (Tb. 12, 13).

Ruego a los lectores de este libro que no se desconcierten por estas desgracias; piensen antes bien que estos castigos buscan no la destrucción, sino la educación de nuestra raza;... (2 Mac. 6, 12).

Por eso mismo nunca retira de nosotros su misericordia; cuando corrige con la desgracia, no está abandonando a su propio pueblo (2 Mac. 6, 16).

...si es verdad que nuestro Señor que vive, está momentáneamente irritado para castigarnos y corregirnos, también se reconciliará de nuevo con sus siervos (2 Mac. 7, 33).

Tú nos probaste, oh Dios,

nos purgaste, cual se purga la plata;

nos prendiste en la red,

pusiste una correa a nuestros lomos,

dejaste que un cualquiera a nuestra cabeza cabalgara,

por el fuego y el agua atravesamos;

mas luego nos sacaste para cobrar aliento (Sal. 66, 10-12).

Mas, al ser castigados, somos corregidos por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo (1 Cor. 11, 32).

-Dios permite males en este mundo para que nos podamos salvan por su misericordia el día del Juicio universal.

Mas, al ser castigados, somos corregidos por el Señor, para que no seamos condenados por el mundo (1 Cor. 11, 32).

Aclaración. «Siendo castigados», es decir, «haciendo penitencia».

-Las potencias del mal o los demonios que reinan en este mundo ignoraban el plan salvífico de Dios.

...una sabiduría de Dios misterios, escondida, destinada por Dios antes de los siglos para gloria nuestra, desconocida de todos los príncipes crucificado al Señor de la Gloria- (1 Cor. 2, 7-8).

-Los demonios confiesan que Jesucristo es el Hijo de Dios.

Y los espíritus inmundos, al verle, caían a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios» (Mc. 3, 11).

...un hombre con espíritu inmundo...al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante él y gritó con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? (Mc. 5, 2 y 6).

5. Pecado original. Consecuencias individuales internas

-Los hombres nacen sin la vida de Dios

-La condición pecadora del hombre es ingénita

-Las pecados proceden de las tentaciones, del libre albedrío y de la carne

-La vileza de su cuerpo es por su origen por su fin y por las miserias a que está sujeto

-Su egoísmo es la raíz de todos los males

-Existe la concupiscencia en el hombre

-Consecuencia del pecado original

-Son tres

-Los deseos del corazón tienden al mal

-El hombre lleva en sí la inclinación al pecado

-Toda acción contra la ley de Dios brota de los desórdenes internos del hombre

-El apetito sensitivo se revela contra la razón

-El hombre siente en su interior la lucha

-Dos tendencias en el hombre

-El sentido del pudor están vinculados

-Todos los hombres vienen a este mundo sin la vida divina, porque la perdieron en la persona de Adán.

Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo (1 Cor. 15, 22).

-La condición pecadora del hombre es ingénita.

...las trazas del corazón humano son malas desde su niñez,... (Gén. 8, 21).

Mira que en culpa ya nací,

pecador me concibió mi madre (Sal. 51, 7).

-Los pecados de los hombres proceden de las tentaciones del demonio, y también del libre albedrío y de la corrupción de la carne.

Cada uno es tentado por su propia concupiscencia que le arrastra y le seduce (Sant. 1, 14).

-La vileza es la condición corporal del hombre, por su origen, por su fin temporal y por las miserias a que está sujeto.

a) -Por el origen.

Entonces Yahvéh Dios formó al hombre con polvo de suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente (Gén. 2, 7).

...todos han salido del polvo y todos vuelven al polvo (Qo. 3, 20.)

Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste formado. Porque eres polvo y al polvo tornarás (Gén. 3, 19).

b) -Por su fin temporal.

El hombre, nacido de mujer, corto de días y harto de tormentos. Como la flor, bruta y se marchita, y huye como la sombra sin pararse. Se deshace cual leño carcomido, cual vestido que roe la polilla (Job 14, 1).

Toda carne es hierba y todo su esplendor como flor del campo. La flor se marchita, se seca la hierba,... (Is. 14, 1).

¿Por qué se enorgullece el que es tierra y ceniza? ¡Si ya en vida es su vientre podredumbre! (Si. 10, 9).

c) -Por la miserias a que está sujeto.

A la mujer le dijo:

«Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con trabajo parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia y él te dominará» (Gén. 3, 16).

Al hombre le dijo: «Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrijos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo pues de él fuiste tomado (Gén. 3, 17-19).

Aclaración. Esta condena afecta a los culpables en sus actividades esenciales, a la mujer como madre y como esposa, al hombre como trabajador.

-La raíz de todos los males es el egoísmo que tiene su mayor expresión en el afán de dinero.

Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos dolores (1 Tim. 6, 10).

-Existe en el hombre la concupiscencia.

Concupiscencia es una conmoción e ímpetu del ánimo con que el hombre aguijoneado, apetece gustos y placeres prohibidos.

...cada uno es tentado por su propio concupiscencia que le arrastra y le seduce (Sant. 1, 14).

Mas el pecado,...suscitó en mí toda suerte de concupiscencias;... (Rom. 7, 8).

La chusma que se había mezclado con ellos se dejó llevar su apetito (Núm. 11, 4).

Aclaración. La concupiscencia es pecado si hay advertencia plena del entendimiento y consentimiento completo de la voluntad.

-La concupiscencia del hombre y su inclinación al pecado son consecuencias heredadas del pecado original.

¿Quién puede decir: «Purifiqué mi corazón, estoy limpio de mi pecado?» (Prov. 20, 9).

Cierto es que no hay ningún justo en la tierra que haga el bien sin nunca pecar (Qo. 7, 20).

Pues bien, aquí me tienes para discutir contigo eso que has dicho: «No he pecado» (Jer. 2, 35).

Mas el pecado,...suscitó en mí toda suerte de concupiscencias;... (Rom. 7, 8).

...pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi razón y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros (Rom. 7, 23).

...cada uno es tentado por su propia concupiscencia que le arrastra y le seduce (Sant. 1, 14).

¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones que luchan en vuestros miembros? (Sant. 4, 1).

Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos y la verdad no está en nosotros (1 Jn. 1, 8).

-Las concupiscencias predominantes en el hombre son tres.

Concupiscencia es una conmoción e ímpetu del ánimo con que los hombres aguijoneados apetecen los placeres y gustos contrarios a la Ley de Dios.

Puesto que todo lo que hay en el mundo -la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de riquezas- no viene del Padre, sino del mundo (1 Jn. 2, 16).

Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais (Gál. 5, 17).

Quemaréis las esculturas de sus dioses, y no codiciaréis el oro y la plata que los recubren, ni lo tomarán para ti,... (Deut. 7, 25).

-Los deseos del corazón del hombre tienden hacia el mal.

Viendo Yahvéh que la maldad del hombre cundía en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo, le pesó a Yahvéh de haber hecho al hombre en la tierra, y se indignó en su corazón (Gén. 6, 5-6).

...dijo Yahvéh en su corazón: «Nunca más volveré a maldecir el suelo por causa del hombre, porque las trazas del corazón humano son malas desde su niñez,... (Gén. 8, 21).

-El hombre lleva dentro de sí la inclinación al pecado que es la causa de su iniquidad.

¿Es justo ante Dios algún mortal?

¿ante su hacedor es puro un hombre? (Job 4, 17).

Si no se fía de sus miembros servidores,

y aun a sus ángeles achaca desvarío,

¡cuánto más a los que habitan estas casas de arcilla.

ellas mismas hincadas en el polvo! (Job 4, 18-19).

Job tomó la palabra y dijo:

Bien sé yo, en verdad que es así:

¿Cómo ante Dios puede ser justo un hombre? (Job 9, 2).

Mas ¿quién podrá hacer lo puro de lo impuro?

¡Ninguno! (Job 14, 4).

¿Cómo puede ser puro un hombre?

¿Cómo ser justo el nacido de mujer?

Si, ni en sus santos tiene Dios confianza,

ni los cielos son puros a sus ojos,

¡cuánto menos un ser abominable y corrompido,

el hombre, que bebe la iniquidad como agua! (Job 15, 14-16).

Aclaración. Los «Servidores de Dios» son los mismos ángeles. Si éstos que están tan cerca de Dios conservan una debilidad radical, cuánto más y con mayor razón el hombre carnal y perecedero.

-Toda acción contra la Ley de Dios brota de los desórdenes interiores del corazón del hombre.

Porque de dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. Eso es lo que hace impuro al hombre;... (Mt. 15, 19).

-El apetito sensitivo del hombre se revela contra la razón, en el estado actual de naturaleza caída por el pecado original.

...pues un cuerpo corruptible hace pesada el alma y esta tienda de tierra oprima el espíritu fecundo en pensamientos (Sab. 10, 15).

...puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero. Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien obra, sino el pecado que habita en mí (Rom. 7, 19-20).

Aclaración. El hombre, por el pecado original, no solamente quedó despojado de la justicia original, de la gracia y de los demás dones sobrenaturales, sino que, en el orden natural, el entendimiento quedó obscurecido para entender los misterios de Dios, el libre albedrío debilitado, la voluntad también debilitada, el apetito sensitivo desenfrenado hacia el mal, la memoria derramada, la imaginación inquieta y desasosegada, los sentidos descontrolados para conseguir sus fines, la tendencia generativa mal inclinada y desviada, es decir, muy distinto de como lo creó Dios.

-Como consecuencia del pecado original, el hombre siente en su interior la lucha natural contra las tendencias propias de su naturaleza fisiológica.

...pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi razón y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros (Rom. 7, 23).

Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais (Gál. 5, 17).

-Existen en el hombre dos tendencias una según el hombre interior acorde con la Ley de Dios y otra contraria a la razón que es la Ley del pecado.

Descubro, pues, esta Ley: en queriendo hacer el bien, es el mal el que se me presente. Pues me complazco en la Ley de Dios según el hombre interior, pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi razón y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros (Rom. 7, 21-23).

-El sentimiento del pudor y el sentido del pecado están vinculados muy estrechamente.

Pudor es la defensa de la castidad.

a) -Adán y Eva, inmediatamente después de la creación,

Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno de otro (Gén. 2, 25).

b) -Después del pecado manifiestan el sentimiento del pudor,

...se dieron cuenta de que estaban desnudos;... (Gén. 3, 7).

y el sentido de culpabilidad.

Adán contestó: «Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí» (Gén. 3, 10).

6. Pecado original. Otras consecuencias individuales

-El hombre expuesto a la lucha

-Todos los hombres cometen pecados personales en su vida

-El trabajo

-Los agentes naturales pueden causar enfermedad

-La muerte del cuerpo

-Es mejor no conocer el camino que retractarse después de conocido

-El hombre no conoce las miserias de su condición

-Los que mueren sólo en pecado original no padecen la pena de sentido en la otra vida

-Los niños o dementes que mueren sin bautismo son sufren tristeza al carecer de la vista de Dios

-El hombre vive expuesto en este mundo a una lucha fuerte contra los enemigos internos y externos, ocasionad por la culpa de Adán.

Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las asechanzas del Diablo. Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas (Ef. 6, 11-12).

Sed sobrios y velad. Vuestro adversario el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quien devorar (1 Pe. 5, 8).

Someteos, pues, a Dios; resistid al Diablo y él huirá de vosotros (Sant. 4, 7).

Aclaración. «...nuestra lucha no es "tanto" contra la carne y la sangre,...»

...vivíamos también todos nosotros en otro tiempo en medio de las concupiscencias de nuestra carne, siguiendo las apetencias de la carne y de los malos pensamientos,... (Ef. 2, 3).

-Todos los hombres llegan a cometer siquiera alguna vez pecados personales en el transcurso de su vida.

Viendo Yahvéh que la maldad del hombre cundía en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo, le pesó a Yahvéh de haber hecho al hombre en la tierra y se indignó en su corazón (Gén. 6, 5-6).

Cuando pequen contra ti, pues no hay hombre que no peque,... (1 Reg. 8, 46).

¿Es justo ante Dios algún mortal?

¿Ante su Hacedor es puro un hombre? (Job 4, 17).

¿Cómo será justo un hombre ante Dios?

¿Cómo puro el nacido de mujer? (Job 25, 4).

Si en cuenta tomas las culpas, oh Yahvéh,

¿quién, Señor, se tendrá en pie? (Sal. 130, 3).

...no entren en juicio con tu siervo,

pues no es justo ante ti ningún viviente (Sal. 143, 2).

¿Quién puede decir: «Purifiqué mi corazón,

estoy limpio de mi pequeño?» (Prov. 20, 9).

Cierto es que no hay ningún justo en la tierra que haga el bien sin nunca pecar (Qo. 7, 20).

No reproches al hombre que se vuelve del pecado, recuerda que culpables somos todos (Si, 8, 5).

Entonces, ¿qué? ¿Llevamos ventaja? ¡De ningún modo! pues ya demostramos que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado,... (Rom. 3, 9).

-El trabajo el consecuencia del pecado original y castigo que impuso Dios al hombre.

Al hombre le dijo: «Por haber escuchado la voz de la mujer y comido del árbol que yo le había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado...» (Gén. 3, 17-18).

-Los agentes naturales pueden causar la enfermedad.

a) -La vejez.

Como hubiese envejecido Isaac, y no viene ya por tener debilitados sus ojos, llamó a Esaú... (Gén. 27, 1).

b) -La caída.

...su nodriza le tomó y huyó, pero con la prisa de la fuga, cayó y se quedó cojo.

Se llamaba Meribbaal (2 Sam. 4, 4).

c) -La circuncisión.

Cuando acabó de circuncidarse toda la gente, se quedaron descansando en el campamento hasta que se curaron (Jos. 5, 8).

-Otro efecto del pecado original es la muerte corporal de todos los hombres.

Porque Dios creó al hombre incorruptible, le hizo imagen de su misma naturaleza; mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen (Sab. 2, 23).

Por tanto, como por un sólo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron,... (Rom. 5, 12).

Pues el salario del pecado es la muerte,... (Rom. 6, 23).

...y el pecado, una vez consumado, engendra la muerte (Sant. 1, 15).

-Es mejor no conocer el camino de la justicia, que retractarse después de haberlo conocido.

Pues más les hubiera valido no haber conocido el camino de la justicia que, una vez conocido, volverse atrás del santo precepto que les fue trasmitido (2 Pe. 2, 21).

-El Estado de hombre viador es tal que no conoce las miserias propias de su condición, como consecuencia del pecado original.

¡Ay de los que llaman al bien, y al bien mal; que dan obscuridad por luz, y luz por obscuridad; que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! (Is. 5, 20).

Aclaración. Se deduce claramente la existencia en el hombre de una tendencia a juzgar erróneamente la bondad o malicia de sus propias acciones.

-Los que mueren solamente con el pecado original no padecen la pena de sentido en la otra vida.

Todo pecado personal es un acto de aversión a Dios y de conversión a la criatura.

a) -Acto de aversión a Dios.

El comienza del orgullo del hombre es alejarse del Señor, cuando de su Hacedor se apartó su corazón (Eclesiástico, 10, 12).

b) -Conversión a las criaturas.

Venid pues, y disfrutemos de los bienes presentes, gocemos de las criaturas con el ardor de la juventud (Sab. 2, 6).

Aclaración. La pena de sentido corresponde a la conversión desmedida de las criaturas.

En proporción a su jactancia y a su lujo, dadle tormentos y llantos (Apoc. 18, 7).

-Los niños que no tienen uso de razón y los dementes que mueren sin bautismo no son afligidos por ninguna tristeza al carecer de la visión de Dios.

Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que nos nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios» (Jn. 3, 5).

Aclaración. Sin nacer del Espíritu no puede tener conocimiento de Dios, ni de la visión beatifica y nadie sufre por carecer de un bien que desconoce.

7. Pecado original. Transmisión universal

-Transmitido a todos los hombres

-Las consecuencias trasmitidas a todos los hombres

-Heredadas por todos los hombres

-Inaugura el dominio de Satanás sobre todos los hombres

-Todos los hombres pecan en Adán

-El pecado de Adán y Eva fue transmitido a todos los hombres.

Mira que en culpa ya nací, pecador me concibió mi madre (Sal. 51, 7).

Por tanto, como por un sólo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron;... (Rom. 5, 12).

Aclaración. Quedan exceptuados Jesucristo y la Virgen María, como queda demostrado en su lugar.

-Las consecuencias del pecado original son transmitidas a todos los hombres.

Por tanto, como por un sólo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron;... (Rom. 5, 12).

Pues el salario del pecado es la muerte;... (Rom. 6, 23).

Aclaración. Junto con el don de la inmortalidad, en virtud del cual, después de una permanencia más o menos larga en el paraíso terrenal, hubiera sido traspasado al cielo sin pasar por el trance angustioso de la muerte, fue perdido también el don de integridad, en virtud del cual el hombre poseía el pleno control y dominio sobre sus pasiones, y el de impasibilidad, que le hacía invulnerable al dolor en cualquiera de sus manifestaciones físicas o morales.

-Las consecuencias de la culpa original son heredadas por todos los hombres.

Por tanto, como por un sólo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron;... (Rom. 5, 12).

Aclaración. Aunque el pecado original fue cometido personalmente por nuestros primeros padres, en ellos estábamos todos incluidos -como las ramas del árbol lo están en su semilla- y, de algún modo, todos pecamos en ellos.

...y así la muerte alcanzó a todos los hombres por cuanto todos pecaron;... (Rom. 5, 12).

-El pecado original inaugura el dominio misterioso de Satanás sobre los hombres.

Entonces Yahvéh dijo a la serpiente: «...Enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tu su calcañar» (Gén. 3 15).

Aclaración. El texto hebreo anuncia una hostilidad entre la raza de la serpiente y la de la mujer.

-Todos los hombres pecamos en Adán y por el pecado de él entraron el pecado y la muerte de los hombres en el mundo.

Por tanto, como por un sólo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron;... (Rm. 5, 12).

En efecto, así como por la desobediencia de un sólo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno sólo, todos serán constituidos justos (Rom. 5, 18).

8. Pecado original. Consecuencias universales

-Dos Imperios el de Cristo y el de Satán tratan de vencerse

-Causa grandes males a todos los hombres

-La perversión del poder en la convivencia humana

-El «fomes peccati»: las penalidades que ha de sufrir y la exclusión del paraíso

-La maldad de los hombres extendida por la tierra, antes del diluvio

-Extendida también después del diluvio

-Grandes tribulaciones

-La tribulación del fin del mundo será la más grande

-La seducción de las concupiscencias obstaculizan el fruto de la palabra de Dios

-La perseverancia en la gracia es difícil

-La mayoría de los hombres no se relacionan con Dios

-La fornicación abundaba en tiempos de los profetas

-El mundo sumergido en el mal

-Dos «Imperios»: El de Cristo y el de Satán tratan de vencerse el uno al otro.

a) -Dos «imperios.»

¿Que unión entre la luz y las tinieblas?

¿Qué armonía entre Cristo y Beliar? (2 Cor. 6, 14-15).

Él nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados (Col. 1, 12-13).

b) -Tratan de vencerse.

Dijo Jesús a los sumos sacerdotes...: «Estando yo todos los días en el Templo entre vosotros no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas» (Lc. 22, 53).

-El pecado original viene originado grandes males a todos y a cada uno de los hombres.

a) -A Eva.

A la mujer le dijo: «Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con trabajo parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencias, y él te dominará (Gén. 3, 16).

b) -A Adán.

Al hombre le dijo: «... maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás» (Gén. 3, 17).

c) -A todos los hombres.

Viendo Dios que la maldad del hombre cundía en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo, le pesó a Yahvéh de haber hecho al hombre en la tierra, y se indignó en su corazón. Y dijo Yahvéh: «Voy a exterminar de sobre la haz del suelo al hombre que he creado, -desde el hombre hasta los ganados, las sierpes, y hasta las aves del cielo- porque me pesa haberlos hecho» (Gén. 6, 5-7).

Dijo, pues, Dios a Noé: «He decidido acabar con toda carne, porque la tierra está llena de violencias por culpa de ellos. Por eso, ha aquí que voy a exterminarlos de la tierra (Gén. 6, 13).

Se asoma Yahvéh desde los cielos

hacia los hijos de Adán,

por ver si hay un sensato,

alguien que busque a Dios.

Todos están descarriados,

en masa pervertidos.

No hay nadie que haga el bien,

ni uno siquiera (Sal. 14, 2-3).

Aclaración. «El pesar de Yahvéh» expresa a la manera humana la exigencia de su santidad, que no puede soportar el pecado. «El arrepentimiento de Dios» significa el apaciguamiento de su cólera y la cancelación de su amenaza.

Puede que oigan y se torne cada cual de su mal camino, y yo me arrepentiría del mal que estoy pensando hacerles por la maldad de sus obras (Jer. 26, 3).

-El pecado original es causa de la perversión del poder en la convivencia humana.

a) -Por el dominio del hombre sobre la mujer.

Prefiero convivir con león o dragón a convivir con mujer mala (Prov. 25, 16).

Por la mujer fue el comienzo del pecado, y por causa de ella morimos todos (Prov. 25, 24).

b) -Por la concepción fuerte de la autoridad paterna.

No ahorres corrección al niño, que no va a morir porque le castigues con la vara. Con la vara le castigarás y librarás su alma del seol (Prov. 23, 13-14).

c) -Por la institución humana de la esclavitud,

Haz trabajar al siervo, y encontrarás descanso, deja libres sus manos y buscará la libertad. Yugo y riendas doblegan la cerviz, al mal criado torturas e inquisiciones. Mándale trabajar para que no esté ocioso, que mucho mal enseñó la ociosidad (Si. 33, 26-28).

d) -Por el poder opresivo y alienador del dinero.

El rico agravia y encima se envalentona, el pobre es agraviado y encima ha de excusarse (Si. 13, 3).

e) - Por el poder político.

En un país sujeto al poder de un malvado, él pone un velo en el rostro de sus jueces: si no es él, ¿Quién puede ser? (Job 9, 24).

-Los efectos del pecado original en esta vida son el «Fomes peccati» y las penalidades que ha de sufrir; y en la otra la exclusión eterna del paraíso.

a) -En esta vida:

1º -El «Fomes peccati».

Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos;... (Gén. 3, 7).

Aclaración. Se refiere al despertar de la concupiscencia, primera manifestación del desorden que el pecado ha introducido en la armonía de la creación.

2º -Las penalidades.

-La muerte.

«...del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio» (Gén. 2, 17).

-Los dolores en el parto de la mujer.

...con trabajo parirás los hijos (Gén. 3, 16).

-Los trabajos de la vida.

Con el sudor de tu rostro comerás el pan,... (Gén. 3, 19).

-Los dolores y contrariedades.

Espinas y abrojos te producirá,... (Gén. 3, 18).

b) -En la otra vida:

1º -La exclusión eterna del paraíso, a no ser que el pecado original se haya perdonado antes de la muerte.

Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios (Jn. 3, 5).

Aclaración. De la suerte final de los niños que mueren sin bautismo, se hace referencia en el apartado de «el limbo».

-Después del pecado de Adán, la maldad de los hombres iba extendiéndose por toda la tierra.

Caín dijo a su hermano Abel: «Vamos afuera» y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo mató (Gén. 4, 8).

Dios miró a la tierra, y he aquí que estaba viciada, porque toda carne tenía una conducción viciosa sobre la tierra (Gén. 6, 12).

Yahvéh dijo a Noé: «Entra en el arca tú y toda tu casa, porque tú eres el único justo que he visto en esta generación (Gén. 7, 1).

¡Salva, Yahvéh, que ya no hay fieles, ha huido la verdad de entre los hombres! (Sal. 12, 3).

Todos ellos están descarriados, en masa pervertidos. No hay nadie que haga el bien, ni uno siquiera (Sal. 14, 3).

-Después de diluvio universal, la maldad de los hombres volvió a extenderse por toda la tierra.

Que no hay en su boca lealtad, en su interior, tan sólo subversión; sepulcro abierto es su garganta, melosa muévese su lengua (Sal. 5, 10).

De fraude y perfidia está llena su boca, bajo su lengua sólo malicia e iniquidad (Sal. 10, 17).

Falsedad sólo dicen, cada cual a su prójimo, labios de engaño, lenguaje de corazones dobles (Sal. 12, 2).

Todos ellos están descarriados, en masa pervertidos, no hay nadie que haga el bien, ni uno siquiera (Sal. 14, 3).

Sus obras son obras inicuas y acciones violentas hay en sus manos. Sus pies corren al mal y se apresuran a verter sangre inocente. Sus proyectos inicuos, destrucción y quebranto en sus caminos. Camino de paz no conocen, y derecho no hay en sus pasos. Tuercen sus caminos para provecho propio, ninguno de los que por ellos pasan conoce la paz (Is. 59, 6-8).

-Han surgido grandes tribulaciones durante el decurso de la historia bíblica.

La langosta invadió todo el país de Egipto y se posó en todo el territorio egipcio, en cantidad tan grande como nunca había habido antes tal plaga de langosta ni la habrá habido después. Cubrieron toda la superficie del país hasta obscurecer la tierra (Ex. 10, 14-15).

Aclaración. «Obscurecer la tierra» significa «devastándolo todo.» según la Vulgata.

Y se elevará en todo el país de Egipto un alarido tan grande como nunca lo hubo ni lo habrá (Ex. 11, 6).

Jamás se hizo debajo del cielo entero nada semejante a lo que hizo él en Jerusalén, conforme está escrito en la Ley de Moisés, hasta el punto de que llegamos a comer uno la carne de su propio hijo, otro la carne de su propia hija (Bar. 2, 2-3).

Con la muerte de Judas asomaron los sin Ley por todo el territorio de Israel y levantaron cabeza todos los que obraban la iniquidad. Hubo entonces un hambre extrema y el país se pasó a ellos. Báquides escogió hombres impíos y los puso al frente del país. Se dieron éstos a buscar con toda suerte de pesquisas a los amigos de Judas y los llevaban a Báquides, que les castiga y escarnecía. Tribulación tan grande no sufrió Israel desde los tiempos en que dejaron de aparecer profetas (1 Mac. 9, 23-27).

Se produjeron relámpagos, fragor de truenos y un violento terremoto, como no lo hubo desde que existen hombres sobre la tierra,... (Apoc. 16, 18).

-La tribulación que sobrevendrá al fin del mundo será la más grande de todos los tiempos.

Porque habrá entonces una tribulación tan grande como no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente ni la volverá a haber (Mt. 24, 21).

Porque aquellos días habrá una tribulación como no la hubo igual desde el principio de la creación, que hizo Dios, hasta el presente, ni la volverá a haber (Mc. 13, 19).

-La seducción de las riquezas y de las concupiscencias y las preocupaciones por los negocios materiales obstaculizan el fruto de la palabra de Dios.

El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto (Mt. 13, 22).

Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que oyen la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra y queda sin fruto (Mc. 4, 18-19).

-La perseverancia en el estado de gracia es difícil en el estado actual de naturaleza caída.

a) -Porque tenemos este tesoro en vasos frágiles.

Pero llevamos este tesoro en vasos de barro... (2 Cor. 4, 7).

b) -Por la actuación del Diablo en el mundo.

Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda, como león rugiente, buscando a quien devorar (1 Pe. 5, 8).

c) -Por los vicios que circundan e influyen en la conducta del hombre.

Puesto que todo lo que hay en el mundo -la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas- no viene del Padre, sino del mundo (1 Jn. 2, 16).

-Después del pecado original, la inmensa mayoría de los hombres corrompidos no se relacionaban con Dios.

Dice en su corazón el insensato:

«¡No hay Dios!»

Corrompidos de conducta abominable,

no hay quien haga el bien (Sal. 14, 1).

...porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en vanos razonamientos y su insensato corazón entenebreció: jactándose de sabios se volvieron estúpidos (Rom. 1, 21-22).

...no viváis como viven los gentiles, según la vaciedad de su mente, sumergido su pensamiento en las tinieblas y excluidos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su cabeza, los cuales habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas (Ef. 4, 17-19).

Y a vosotros, que en otro tiempo fuisteis extraños y enemigos, por vuestros pensamientos y malas obras, os ha reconciliado ahora, por medio de la muerte en su cuerpo de carne, para presentaros santos, inmaculados e irreprensibles delante de él (Col. 1, 21-22).

-El pecado de fornicación abundaba muchísimo en la tierra en tiempos de los profetas del Antiguo Testamento.

Porque de fornicadores se ha henchido la tierra. (Por causa de ellos se ha enlutado la tierra, se han secado los pastos de la estepa).

Se ha vuelto la carrera de ellos mala y su esfuerzo no recto... -oráculo de Yahvéh- (Jer. 23, 10).

-El mundo está sumergido en el mal.

Mundo es aquí el ambiente anticristiano que se respira entre las gentes que viven olvidadas de Dios y entregadas a los atractivos materiales de la vida.

¡Ay del mundo por los escándalos! Es forzoso, ciertamente, que vengan escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene! (Mt. 18, 7).

Puesto que todo lo que hay en el mundo, -la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas- no viene del Padre, sino del mundo (1 Jn. 2, 16).

Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero yace en poder del maligno (1 Jn. 5, 19).

9. Pecado original. Si Adán y Eva no lo hubiesen cometido

-No hubiesen experimentado el desorden de la concupiscencia

-Todos hubiésemos nacido con la gracia santificante

-No hubieran muerto

-Las leyes de transmitir la vida servían las mismas

-Hubiesen permanecido en estado de inocencia y Eva hubiese dado a luz sin dolor

-Si Adán no hubiere pecado y Eva sí, los hombres no hubiesen contraído el pecado original y si Adán hubiese pecado y Eva no, los hombres lo hubiesen heredado

-Adán y Eva no hubiesen experimentado el desorden de la concupiscencia, si no hubiesen pecado.

Concupiscencia es la alteración de las facultades sensitivas que apetecen lo que les causa placer, antes de que la razón lo advierta, o contra ella después de advertirle.

a) -Antes del pecado.

Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban el uno del otro (Gén. 2, 25).

b) -Después del pecado.

Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores (Gén. 3, 7).

-Si Adán no hubiese pecado, todos los hombres hubiésemos nacido con la gracia santificante, libres de la concupiscencia y de la muerte.

Por tanto, como por un sólo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron,... (Rom. 5, 12).

Porque, habiendo venido por un hombre la muerte,... (1 Cor. 15, 21).

-Adán no hubiera muerto si no hubiera pecado.

Y Dios impuso al hombre este mandamiento: «De cualquier árbol de jardín puedes comer, más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás son remedio» (Gén. 2, 16).

Al hombre le dijo: Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer...con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado, porque eres polvo y al polvo tornarás (Gén. 3, 17-19).

Aclaración. Se amenaza a Adán con la muerte en el caso de que cometa pecado de desobediencia y una vez que lo cometió se le asegura que morirá. Por tanto, la muerte fue consecuencia de su pecado.

-Si Adán y Eva hubiesen permaneció en estado de inocencia, las leyes de la transmisión de la vida hubiesen sido las mismas, pero sin el desorden de la concupiscencia.

Y los bendijo y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sometedla (Gén. 1, 28).

Aclaración. El desorden de la concupiscencia fue consecuencia del pecado.

Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos;... (Gén. 3, 7).

-Si Adán y Eva hubiesen permanecido en estado de inocencia, Eva hubiese dado a luz a sus hijos sin dolor.

A la mujer le dijo: «Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con trabajo parirás los hijos (Gén. 3, 16).

Aclaración. Es evidente que los dolores del parto son consecuencia del pecado original.

-Si Adán no hubiese pecado y Eva sí, los descendientes no hubiesen contraído el pecado original; por el contrario, si Adán hubiese pecado y Eva no, los hombres lo hubiesen heredado.

Por tanto, como por un sólo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte... (Rom. 5, 12).

Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un hombre viene la resurrección... (1 Cor. 15, 21).

Aclaración. La razón es porque el pecado original de transmite por generación, de la cual el hombre es el principio activo.

10. Pecado venial

-Existencia

-Se distinguen del mortal en que estos excluyen del Reino de Dios y los veniales, no

-Causa reato de alguna pena de daño y de sentido

-Existe el pecado venial

Cierto es que no hay ningún justo sobre la tierra que haga el bien sin nunca pecar (Qo. 7, 20).

perdónanos nuestras deudas (Mt. 6, 12).

y perdónanos nuestros pecados... (Lc. 11, 4).

...pues todos caemos muchas veces (Sant. 3, 2).

Si decimos «no tenemos pecado» nos engañamos y la verdad no está en nosotros (1 Jn. 1, 8).

-Los pecados veniales se distinguen de los mortales en que estos son dignos de la muerte eterna y excluyen del Reino de Dios, y aquéllos no.

a) -Son dignos de la muerte eterna.

...los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican,... (Rom. 1, 32).

Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte (1 Jn. 3, 14).

b) -Excluyen del Reino de Dios.

¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañáis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios (1 Cor. 6, 9-10).

-Todo pecado venial causa reato de alguna pena de daño y de sentido.

a) -Causa reato de pena en general.

Os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, darán cuenta en el día del Juicio (Mt. 12, 36).

Aclaración. Palabra ociosa se entiende toda aquella que carece de utilidad o necesidad sin que sea ni produzca daño grave, por tanto, sería simple pecado leve.

b) -Causa de pena de daño.

Nada profano entrará en ella, ni los que cometen abominación y mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero (Apoc. 21, 27).

c) -Causa de pena de sentido.

Nada profano entrará en ella, ni los que cometen abominación y mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero (Apoc. 21, 27).

Aclaración. También en el pecado venial existe una aversión desordenada del fin y una conversión desordenada a la criatura. Por consiguiente, igual que el pecado mortal, merece una pena de daño y otra de sentido aunque muy limitadas en la duración y en la intensidad.

11. Pecado mortal

-Existencia

-Es un acto libre, contra la ley divina, de aversión a Dios, de conversión a las criaturas

-Diversos grados de gravedad

-Diversidad específica

-Su gravedad es enorme por la injuria que infiere a Dios

-Por los males temporales que ocasiona

-Por los males eternos que merece

-Por otros males que produce

-El mal es siempre efecto del pecado cometido

-Hace perder la libertad

-Produce la pérdida de todos los méritos ganados

-Lleva su sanción en sí mismo

-No todos los hombres pecan mortalmente

-Existen los pecado mortales.

...los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican,... (Rom. 1, 32).

Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios (1 Cor. 6, 9-10).

-El pecado grave actual es un acto:

-Perfectamente libre,

-Contra la ley divina

-De aversión a Dios,

-Y de conversión a las criaturas.

a) -Es un acto perfectamente libre.

En todas tus acciones ten presente tu fin y jamás cometerás pecado (Si. 7, 36).

Él fue quien al principio hizo al hombre y le dejó en manos de su propio albedrío (Si. 15, 14).

Si tú quieres, guardarás los mandamientos, permanecer fiel es cosa tuya (Si. 15, 15).

Él te ha puesto delante fuego y agua, a donde quieras puedes llevar tu mano (Si. 15, 16).

Ante los hombres la vida está y la muerte, lo que prefiera cada cual, se le dará (Si. 15, 17).

No desees multitud de hijos malvados, no te goces en tener hijos impíos (Si. 16, 1).

Como de serpiente huye del pecado, porque si te acercas te morderá (Si. 21, 2).

...os llamé y no respondisteis, hable y no oísteis sino que hicisteis lo que me desagrada, y lo que no me agrada elegisteis (Is. 65, 12).

Se inmola un buey, se abate un hombre se sacrifica una oveja, se desnuca un perro, se ofrece en oblación sangre de cerdo, se hace un memorial de incienso, se bendice a los ídolos.

Ellos mismos eligieron sus propios caminos y en sus monstruos abominables halló su alma complacencia (Is. 66, 3).

Pocos días después, el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino (Lc. 15, 13).

Y la condenación está en que la luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz (Jn. 3, 19).

b) -Es un acto contra la Ley de Dios:

Guardad mis preceptos y cumplidlos. Yo soy Yahvéh, el que os santificó.

Quien maldiga a su padre o a su madre, será muerto sin remedio... (Lev. 20, 8).

Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, será muerto tanto el adúltero como la adúltera (Lev. 20, 10).

El que se acueste con la mujer de su padre, ha descubierto la desnudez de su padre; ambos morirán: caerá sobre ellos su sangre (Lev. 20, 11).

Si un hombre se acuesta con su nuera, ambos morirán (Lev. 20, 12).

Si alguien se acuesta con varón, como se hace con mujer, ambos han cometido abominación; morirán sin remedio; su sangre caerá sobre ellos (Lev. 20, 13).

Si uno toma por esposas a una mujer y a su madre, es un incesto. Serán quemados tanto él como ellas... (Lev. 20, 14).

El que se una con bestia morirá sin remedio (Lev. 20, 15).

Si una mujer se acerca a una bestia para unirse a ella, matarás a la mujer y a la bestia. Morirán... (Lev. 20, 16).

Si una mujer se acerca a una bestia para unirse a ella, matarás a la mujer y a la bestia. Morirán; caerán sobre ellos su sangre (Lev. 20, 16).

Si alguien toma por esposa a su hermana, hija de su padre o hija de su madre, viendo así la desnudez de ella y ella la desnudez de él, es una ignominia (Lev. 20, 17).

El que se acueste con mujer en tiempo de las reglas descubriendo la desnudez de ella...serán exterminados de entre su pueblo (Lev. 20, 18).

No descubras la desnudez de la hermana de tu padre ni de la hermana de tu madre, porque desnudas su propia carne; por eso cargarán con su iniquidad (Lev. 20, 19).

El que se acueste con la mujer de su tío paterno, descubre la desnudez de éste. Cargarán con su pecado (Lev. 20, 20).

Si uno toma por esposa a la mujer de su hermano, es cosa impura (Lev. 20, 21).

...pues si te portas según verdad, tendrás éxito en todas las cosas, como todos los que practican la justicia (Tob. 4, 6).

Tú increpas a los soberbios, los malditos que se desvían de los mandamientos (Sal. 118, 21).

Él fue quien al principio hizo al hombre y le dejó en manos de su propio albedrío (Si. 15, 14).

Si tú quieres guardarás los mandamientos, permanecer fiel es cosa tuya (Si. 15, 15).

Mas, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos (Mt. 19, 17).

Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor (Lc. 1, 6).

El que ha recibido mis mandamientos y los guarda, ese el que me ama (Jn. 14, 21).

Todo el que comete pecado, quebranta también la ley, pues el pecado es quebrantamiento de la ley (1 Jn. 3, 4).

c) -Es un acto de aversión a Dios.

Se apartaron de su seguimiento, no comprendieron todos sus caminos (Job 34, 27).

El comienzo del orgullo del hombre es alejarse del Señor, cuando de su Hacedor se apartó su corazón (Si. 10, 12).

Los tronos de los príncipes los volteó el Señor, y en su lugar sentó a los mansos (Si. 10, 14).

Hijos crié hasta hacerlos hombres, y ellos se rebelaron contra mí (Is. 1, 2).

¡Ay gente pecadora, pueblo tarado de culpa, semilla de malvados, hijos de perdición! Han de dejado a Yahvéh, han despreciado al santo de Israel, se han vuelto de espaldas (Is. 1, 4).

Al Señor Dios nuestro la piedad y el perdón porque nos hemos rebelado contra él (Dan. 9, 9).

Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero (Mt. 6, 24).

...y liberados del pecado, os habéis hechos esclavos de la justicia (Rom. 16, 18).

Porque muchos viven...como enemigos de la cruz de Cristo, cuyo final es la perdición... (Fil. 3, 18).

¡Adúlteros! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? (Sant. 4, 4) .

Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes (Sant. 4, 6).

Someteos pues a Dios; resistid al Diablo y él huirá de vosotros (Sant. 4, 7).

d) -Es un acto de conversión a las criaturas:

Venid pues, y disfrutemos de los bienes presentes, gocemos de las criaturas con el ardor de la juventud (Sab. 2, 6).

Llamaba el Señor Yahvéh Sebaot aquel día a lloro y a lamento y a raparse y ceñirse el saco, mas lo que hubo fue jolgorio y alegría, matanza de bueyes y degüello de ovejas, comer carne y beber vino.

¡Comamos y bebamos que mañana moriremos! (Is. 22, 12).

Son perros voraces no conocen hartura ni los pastores saben entender. Cada uno sigue su propio camino, cada cual busca su provecho (Is. 56, 11).

En proporción a su jactancia y a su lujo, dadle tormentos y llantos (Apoc. 18, 7).

-Existen diversos grados de gravedad de los pecados mortales.

Pero no me escucharon ni aplicaron el oído, sino que atiesando la cerviz hicieron peor que sus padres (Jer. 7, 26).

Todo el que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llama a su hermano imbécil, será reo ante el Sanedrin, y el que le llame renegado, será reo de la gehenna del fuego (Mt. 5, 22).

¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que con saco y ceniza se hubieran convertido (Mt. 11, 21).

Todo pecado y blasfemia se perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada (Mt. 12, 31).

Aquel siervo que conociendo la voluntad de su Señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes (Lc. 12, 47).

...por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado (Jn. 19, 11).

-Existe diversidad específica de pecados mortales.

Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entrególos Dios a su mente réproba para que hicieran lo que no conviene: llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados, los cuales aunque conocedores de veredicto de Dios, que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen (Rom. 1, 28-32).

Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios. Y tales fuisteis algunos de vosotros (1 Cor. 6, 9-11).

Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idólatra, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo como ya os previne, que quienes hacen tales, cosas no heredarán el Reino de Dios (Gál. 5, 19-21).

La fornicación y toda impureza o codicia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a los santos (Ef. 5, 3).

Porque, tened entendido que ningún fornicario o impuro o codicioso, que es ser idólatra, participará en la herencia del Reino de Cristo y de Dios (Ef. 5, 5).

-La gravedad del pecado mortal es enorme por la injuria que infiere a Dios.

a) -Dios no perdonó a los Ángeles.

Pues si Dios no perdonó a los Ángeles que pecaron, sino que, precipitándolos en los abismos tenebrosos del Tártaro, los entregó para ser custodiados hasta el Juicio... (2 Pe. 2, 4).

b) -No perdonó al mundo antiguo.

...si no perdonó al mundo antiguo, aunque preservó a Noé, heraldo de la justicia, y a otros siete, cuando hizo venir el diluvio sobre un mundo de impíos;... (2 Pe. 2, 5).

c) -Condenó a las destrucción a las ciudades de Sodoma y Gomorra.

...condenó a la destrucción a las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a cenizas, poniéndolas como ejemplo para los que en el futuro vivirían impíamente;... (2 Pe. 2, 6).

Aclaración. El Señor sabe guardar a los impíos para castigarles en el día del Juicio, sobre todo a los que andan tras la carne con apetencias impuras y desprecian al Señorío (2 Pe. 2, 9-10).

-La gravedad del pecado mortal es enorme por los males temporales que ocasiona.

a) -Fue la causa de la perdición de la casa de Jeroboam.

Este proceder hizo caer en pecado a la casa de Jeroboam y fue causa de su perdición y su exterminio sobre la faz de la tierra (1 Reg. 13, 34).

b) -Nabucodonosor pierde su reino.

...el decreto del Altísimo que ha tocado a mi señor el rey:

«Serás arrojado de entre los hombres y con las bestias del campo morarás; hierba como los bueyes tendrás por comida, y serás bañado del rocío del cielo; siete tiempos pasarán por ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el imperio de los hombres y que se lo da a quien le place (Dan. 4, 22).

c) -El ejército del Faraón fue anegado.

Así precipitó Yahvéh a los egipcios en medio del mar, pues al retroceder las aguas cubrieron los carros y a su gente, a todo el ejército del Faraón, que había entrado en el mar para perseguirlos; no escapó ni uno siquiera (Ex. 14, 28).

-La gravedad del pecado mortal es enorme por los males eternos que merece.

a) Pena de daño o separación de Dios:

Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena (Lc. 14, 24).

...el que se resiste al Hijo no verá la vida, sino que la cólera de Dios pesa sobre él (Jn. 3, 36).

¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? (1 Cor. 6, 9).

b) - Pena de sentido:

...el que se resiste al Hijo no verá la vida, sino que la cólera de Dios pesa sobre él (Jn. 3, 36).

c) - Pena de daño y de sentido:

Estando en el Hades entre tormentos,... (Lc. 16, 23).

...y tome venganza de los que no conocen a Dios y de los que no obedecen al Evangelio de nuestro Señor jesús. Estos sufrirán la pena de una ruina eterna, alejados de la presencia del Señor y de la gloria de su poder... (2 Tes. 1, 8-9).

-El pecado actual ocasiona muchos otros males a los hombres.

Nada intacto en mi carne por tu furia, nada sano en mis huesos debido a mi pecado (Sal. 38, 4).

¿No te ha sucedido esto por haber dejado a Yahvéh tu Dios? Y entonces, ¿qué cuenta te tiene encaminarte a Egipto para beber las aguas del Nilo?, o ¿qué cuenta te tiene encaminarte a Asur para beber las aguas del Río? Que te enseñe tu propio daño, que tus apostasías te escarmienten; reconoce y ve lo malo y amargo que te resulta el dejar a Yahvéh tu Dios y no temblar ante mí -oráculo del Señor Yahvéh Sebaot- (Jer. 2, 17-19).

Entonces os acordaréis de vuestra mala conducta y de vuestras perversas acciones, y sentiréis asco de vosotros mismos por causa de vuestras culpas y de vuestras prácticas abominables (Ez. 36, 31).

-El mal es siempre efecto del pecado cometido por el hombre.

y dijo Yahvéh a Moisés: «Cuando vuelvas a Egipto, mira de hacer delante de Faraón todos los prodigios que yo he puesto en tu mano; yo, por mi parte, endureceré su corazón, y no dejará salir al pueblo...» (Ex. 4, 21).

Aclaración. Modo familiar de expresarse los hebreos, atribuyendo a Dios lo que ejecutaba la acción humana.

-El pecado hace perder la libertad al hombre.

Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo» (Jn. 8, 34).

Pero gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados, y liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia (Rom. 6, 18).

Les prometen libertad, mientras que ellos son esclavos de la corrupción, pues uno queda esclavo de aquel que le vence (2 Pe. 2, 19).

-El pecado mortal produce la pérdida de todos los méritos ganados anteriormente, destruye la paz del alma y ocasiona la enemistad con Dios.

a) -Produce la pérdida de los méritos.

Si yo digo al justo: «Vivirás», pero él, fiándose de su justicia, comete una injusticia, no quedará memoria de toda su justicia, sino que morirá por la injusticia que cometió (Ez. 33, 13).

b) -Destruye la paz del alma.

No hay paz para los malvados, dice Yahvéh (Is. 48, 22).

Los males son como mar agitada cuando no puede calmarse, cuyas aguas lanzan cieno y lodo. «No hay paz para los malvados» -dice mi Dios- (Is. 57, 20-21).

c) -Produce la enemistad con Dios.

¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad con el mundo es la enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desee ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios (Sant. 4, 4).

No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Pare no está en él (1 Jn. 2, 15).

-Todo pecado lleva ya su fruto y su sanción en sí mismo.

Como sus locos e inicuos pensamientos les extraviaban y les llevaban a adorar reptiles sin razón y bichos despreciables, les enviaste en castigo muchedumbre de animales sin razón, para que aprendiesen que, por donde uno peca, por allí es castigado (Sab. 11, 15-16).

Por tanto, también a los que vivían una vida insensata e injusta les atormentaste con sus mismas abominaciones (Sab. 12, 23).

No hay quien invoque tu nombre, quien se despierte para asirse a ti. Pues encubriste tu rostro de nosotros, y nos dejaste a merced de nuestras culpas (Is. 64, 6).

Porque así dice el Señor Yahvéh: Mira, voy a entregarte en manos de los que detestas, en manos de aquellos de los que te has apartado. Ellos te tratarán con odio, se apoderarán del fruto de tu trabajo y te dejarán completamente desnuda. Así quedará al descubierto la vergüenza de tus prostituciones. Tu inmortalidad y tus prostituciones con la causa de todo esto... (Ez. 23, 28-30).

Aclaración. Cualquier mal que existe en el mundo es el efecto propio del pecado cometido por el hombre.

-No todos los hombres pecan mortalmente.

a) -José, esposo de María.

Su esposo José, como era justo y no quería ponerla en evidencia,... (Mt. 1, 19).

b) -Zacarías e Isabel.

Hubo...un sacerdote llamado Zacarías...casado con una mujer...que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor (Lc. 1, 5-6).

12. Pecados capitales

-Su raíz es la soberbia

-La Humildad merece grandes premios

-La soberbia merece grandes castigos

-La largueza merece grandes premios

-La avaricia merece grandes castigos

-La castidad merece grandes premios

-La lujuria merece grandes castigos

-La paciencia merece grandes premios

-La ira merece grandes castigos

-La templanza merece grandes premios

-La gula merece grandes castigos

-La mortificación de la envidia merece grandes premios

-La envidia merece grandes castigos

-La diligencia merece grandes premios

-La pereza merece grandes castigos

-La raíz de todo pecado es la soberbia.

Las raíces de los orgullosos las arrancó el Señor, y en su lugar plantó a los humildes (Si. 10, 15).

-La virtud de la humildad merece grandes premios.

Humildad es el reconocimiento objetivo de lo que es el propio yo.

Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado (Mt. 23, 12).

...porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,... (Lc. 1, 48).

...y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre (Fil. 2, 8-9).

Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes (Sant. 4, 6).

-El vicio de la soberbia merece grandes castigos.

Soberbia es un apetito desordenado de la propia excelencia. Soberbia material es la que pone su excelencia en los bienes humanos, como hacienda, linaje, prestigio, etc. Soberbia espiritual es la fundamentada en los bienes espirituales, como virtud, ciencia, etc.

Yahvéh abomina al de corazón altivo, de cierto no quedará impune (Prov. 16, 5).

El corazón humano se engríe antes de la ruina, antes de la gloria hay humildad (Prov. 18, 12).

Después serán cadáveres despreciables, objeto de ultraje entre los muertos para siempre. Porque el Señor les precipitará de cabeza, sin habla, les sacudirá de sus cimientos; quedarán totalmente asolados, sumidos en el dolor, y su recuerdo se perderá (Sab. 4, 19).

Pues el que se enlace será humillado; y el que se humille, será ensalzado (Mt. 23, 12).

Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será enlazado (Lc. 14, 11).

-La virtud de la largueza merece grandes premios.

La largueza es la virtud que regula compartir los bienes materiales propios con el prójimo.

El alma generosa será colmada, y el que empapa también será empapado (Prov. 11, 25).

Si repartes el hambriento tu pan, y al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía. Te guiará Yahvéh de continuo, hartará en los sequedades tu alma, dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado, o como manantial cuyas aguas nunca faltan (Is. 58, 10-11).

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos (Mt. 5, 3).

Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa (Mt. 10, 42).

Dad y se os dará:... (Lc. 6, 38).

Porque con la medida con que midáis se os medirá a vosotros (Lc. 6, 38).

-El vicio de la avaricia merece grandes castigos.

Avaricia es una codicia desordenada de las riquezas y de los demás bienes temporales.

Porque tened entendido que ningún fornicario o impuro o codicioso -que es ser idólatra- participará en la herencia del Reino de Cristo y de Dios (Ef. 5, 5).

Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos dolores (1 Tim. 6, 10).

-La virtud de la castidad, guardada por amor a Jesucristo, merece especialmente los premios de la fecundidad espiritual, un gozo más intenso de la visión de Dios en la gloria y otros grandes bienes en este mundo.

Hay alusiones muy claras en la Sagrada Escritura.

a) -Fecundidad espiritual.

No diga el eunuco: «Soy un árbol seco.» Pues así dice Yahvéh: Respecto a los eunucos que guardan mis sábados y eligen aquello que me agrada y se mantienen firmes en mi alianza, yo he de darles en mi Casa y en mis muros monumento y nombre mejor que hijos e hijas; nombre eterno les daré que no será borrado (Is. 56, 3-5).

b) -Gozo más intenso en la gloria.

Dichoso también el eunuco que con sus manos no obra iniquidad ni fomenta pensamientos perversos contra el Señor; por su fidelidad alcanzará una escogida recompensa, una herencia muy agradable en el Templo del Señor (Sab. 3, 14).

Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y en equidad, en amor y compasión, te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Yahvéh (Os. 21-22).

Estos son los que no se mancharon con mujeres, pues son vírgenes. Estos siguen al Cordero a dondequiera que vaya, y han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero,... (Apoc. 14, 4).

Aclaración. «Conocerás a Yahvéh» se refiere a un conocimiento y amor especial.

c) -Bienes en este mundo.

Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredara la vida eterna (Mt. 19, 29).

-El vicio de la lujuria merece grandes castigos.

Lujuria es un apetito desordenado de deleites sensuales, contra el orden establecido por Dios en ellos.

¡No os engañéis! Ni lo impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios (1 Cor. 6, 9-10).

Porque tened entendido que ningún fornicario o impuro o codicioso -que es ser idólatra- participará en la herencia del Reino de Cristo y de Dios. (Ef. 5, 5).

-La virtud de la paciencia merece grandes premios.

Paciencia es la virtud que regula las acciones y las actitudes en las pruebas difíciles y costosas.

...mas poseerán la tierra los humildes, y gozarán de inmensa paz (Sal. 37, 11).

Más vale el hombre paciente que el héroe, el dueño de sí que el conquistador de ciudades (Prov. 16, 32).

Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra (Mt. 5, 4).

Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas (Lc. 21, 19).

Necesitáis paciencia en el sufrimiento para suplir la voluntad de Dios y conseguir así los prometido (Hebr. 10, 36).

-El vicio de la ira merece grandes castigos.

Ira es el apetito desordenado de vengar las injurias.

En verdad el enojo mata al insensato, la cólera hace morir al necio (Job 5, 2).

Ciudad abierta y sin muralla es el hombre que no domina su ánimo (Prov. 25, 28).

Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal;... (Mt. 5, 22).

...el que llame a su hermano «imbécil», será reo ante el Sanedrín; y el que le llame «Renegado», será reo de la gehena del fuego (Mt. 5, 22).

-La virtud de la templanza merece grandes premios.

La templanza es la virtud que modera la calidad y cantidad de la comida y de la bebida en tanto en cuanto es necesario para conservar la salud.

Sólo hay una alusión en los textos sagrados.

Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas; yo por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino... (Lc. 22, 28-30).

Aclaración. Entre las pruebas referidas, quedan incluidas las originadas por la escasez de alimentos.

-El vicio de la gula merece grandes castigos.

Gula es el apetito desordenado de comer y de beber.

Se llamó a aquel lugar Quibrot-hat-Taavá, porque allí sepultaron a aquella gente golosa (Núm. 11, 34).

Comieron hasta quedar bien hartos, así satisfizo su apetito; más aún no habían colmado su apetito, su comida estaba aún en su boca, cuando la cólera de Dios estalló contra ellos: hizo estragos entre los más fuertes, y abatió a la flor de Israel (Sal. 78, 29-31).

A vientre moderado, sueños saludable, se levanta temprano y es dueño de sí. Insomnio, vómitos y cólicos le esperan al hombre insaciable (Si. 31, 30).

Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. ...Murió...y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos,... (Lc. 16, 19-23).

-La mortificación de la envidia merece grandes premios.

La mortificación de la envidia llega a su perfección cuando se convierte en alegría por el bien del prójimo.

El corazón manso es vida del cuerpo; la envidia es carie de los huesos (Prov. 14, 30).

El corazón alegre mejora la salud; el espíritu abatido seca los huesos (Prov. 17, 22).

Esta es, pues, mi alegría, que ha alcanzado su plenitud. Es preciso que él crezca y que yo disminuya (Jn. 3, 29-30).

-El vicio de la envidia merece grandes castigos.

Envidia es la tristeza desordenada del bien del prójimo, en cuanto que sobrepuja y obscurece el nuestro.

El corazón maneo es vida del cuerpo; la envidia es carie de los huesos (Pro. 14, 30).

...mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen (Sab. 2, 24).

-La virtud de la diligencia merece grandes premios.

Diligencia es la disposición y el hábito de practicar la virtud.

Dios ama al que da con alegría (2 Cor. 9, 7).

-El vicio de la pereza merece grandes castigos.

Pereza es una tristeza desordenada y tedio fastidioso de la práctica de la virtud.

A partir del otoño el perezoso no trabaja, busca en la cosecha, pero no hay nada (Prov. 20, 4).

El deseo del perezoso le lleva a la muerte, porque sus manos rehúsan el trabajo (Prov. 21, 25).

Maldito el que haga el trabajo de Yahvéh con dejadez,... (Jer. 48, 10).

Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca (Apoc. 3, 16).